Tiempo de amor en el temor

Por: Santiago Guzmán, docente.

En el vaivén del corazón temeroso,

una mujer se debate entre amor y miedo,

sus suspiros se entrelazan en un eco ansioso,

anhelando amar con ímpetu y sin remedio.

En sus ojos, destellos de tempestad,

reflejan un mar de emociones en llanto,

anhela entregarse sin titubear, sin dudar,

pero el miedo la envuelve, es su manto.

Sus labios susurran versos de incertidumbre,

una melodía trémula que anhela ser canción,

sus pasos vacilan en un baile de pesadumbre,

mientras su corazón se aferra a la razón.

En su alma, un torbellino de deseos inquietos,

quiere romper las cadenas que la aprisionan,

pero el miedo, ese fantasma de aspecto suelto,

le hace dudar si en el amor hallará la cima.

Sus sueños acarician el lienzo de la pasión,

anhela tejer un romance lleno de arrebato,

pero la sombra del pasado, con fiereza y traición,

le susurra al oído un presagio ingrato.

Que el viento arrastre los miedos lejanos,

que sus pasos encuentren el camino certero,

que descubra que el amor no es en vano,

y que en su entrega, florezca un nuevo sendero.

En su valentía se esconde una fortaleza,

capaz de romper las murallas de su mente,

que descubra que en el amor, hay belleza,

y que se atreva a amar sin límites, plenamente.

Que el amor sea un eco en cada latido,

que en sus venas fluya la pasión en torrente,

que el miedo se desvanezca en un suspiro,

y que en su entrega, encuentre su bienquerencia.

Así, la mujer que teme al amor,

encontrará en su coraje la fuerza divina,

y en cada paso, en cada latido, con ardor, descubrirá que amar es su esencia genuina.

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