UN AMARGO RECUERDO

Por: Katherin Puentes de 7A

El hombre despertó, no tenía idea en dónde estaba, pero sentía que lo hirieron múltiples veces. Estaba en un cuarto estrecho, atado a una silla. Con desesperación vio que empezaba a llenarse de agua el piso, subía por las paredes, muy lento. Gritaba por ayuda, pero lo único que consiguió fue perder el tiempo, la cuerda en la que tenía atadas las manos era imposible de cortar, así que por un intento desesperado de sobrevivir, empezó a halar sus manos con mucha fuerza, sin importar nada, tiro tantas veces que se arrancó las manos y trató de nadar a la superficie.

De pronto, el agua empezó a bajar, lo cual lo hizo más consciente del dolor que estaba experimentando, gritó muy fuerte, con agonía. Una puerta se abrió, el hombre esperanzado de que lo ayudaran, no se fijó quién era, estaba en pánico al verlo, disculpándose, le rogó por ayuda, hasta que vio su mirada vacía… en silencio. El hombre misterioso le dijo:

— ¿No se siente bien verdad?

— Lo hubieras pensado antes de causarle dolor a mí y a mi madre – Dijo con una voz fría. — Ahora sufrirás el mismo destino que ella, padre.-  

Volvió a cerrar la puerta. Mientras se alejaba escuchó los gritos que provenían del mismo infierno.

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