LA CAJA SORPRESA

Escrito por Daniel Morales de 8B


Cristian era una persona con una vida común y corriente, nada que resaltar. Desayunaba, hacía deporte, trabajaba, almorzaba, trabajaba, cenaba, trabajaba y luego dormía. Este ciclo se repetía cada día, no ocurría nada más.


Un día, como todos los demás, fue a trotar por el pueblo. Estaba yendo por el camino de costumbre, pero esta vez lo notó un poco raro. No había nadie y sintió que había algo extraño, no entendía qué, solo lo sintió. Siguió caminando; faltaba poco para una esquina en donde ya podría dar la vuelta y regresar a casa, pero después de horas caminando, no vio nada.


Empezó a desesperarse, no había ningún rastro de salida, hasta que vio algo muy extraño. Notó unas cajas muy parecidas a unas que ya había visto antes. Era confuso, no tenía sentido. Cristian se movió al centro del camino y comenzó a correr como nunca. Sin aliento, se topó con las cajas exactamente donde las había dejado. En busca de respuestas y por mera curiosidad, decidió abrirlas y no pudo creer lo que vio: unos huesos bañados en sangre.

La repulsión fue instantánea, no sabía qué hacer. Se tiró al piso con una sensación de horror y confusión; nunca había sentido nada igual. El miedo lo consumía por lo que le podría ocurrir dentro de esa calle. Después de ver las cajas, todo se tornó peor y más macabro. Al estar cerca de las cajas, se escuchaban gritos agonizantes. Caminar era agotador, se sentía una presencia maligna cada vez más cerca y en el camino empezaron a aparecer más y más cajas.

En un nuevo intento por salir, desesperado, corrió velozmente por la calle una y otra vez, pero como siempre, nada ocurrió. Agotado, fue en busca de una caja y con las pocas energías que le quedaban, metió su cabeza en la sangre. Lamentos y gritos penetraron sus oídos. Lo más doloroso había terminado.

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