JEANIE Y EL ENIGMA DE SU IDENTIDAD
Por: Sara Orozco
Sumida en la desesperación, muy asustada y desconcertada, parecía que solo le quedaba gritar, o al menos eso era lo que ella creía. De repente, un hombre de estatura descomunal y corpulencia imponente, vestido con un traje color azul oscuro, zapatos de cuero negro y un sombrero de copa, irrumpió en la habitación. Abrió la puerta con tal fuerza que, en un abrir y cerrar de ojos, la habitación quedó iluminada por completo, desvaneciendo las sombras que antes la consumían.
La mujer paró de gritar, aunque en el interior la consumía el miedo. El hombre, al encontrar su mirada en la enorme habitación, gritó: ¿¡cómo pudiste!? ¿¡Jeanie!?
Ella lo miró asombrada. ¿Jeanie?, ¿es este mi nombre? Y… ¿Por qué no recuerdo nada?